domingo, 7 de septiembre de 2008

Wonder Lake campground


El camping de Wonder Lake se encuentra situado casi al final de la única carretera que recorre el parque de Denali. Solo se puede acceder mediante uno de los autobuses oficiales, tras unas 6 horas de camino de tierra. Si vas a acampar debes coger un Camper Bus, que tienen espacio atrás para llevar el equipo de acampada, la comida etc.
Hay que llevar todo lo que puedas necesitar menos el agua, pues allí hay agua potable y servicios con agua corriente (por supuesto fría). Existen unos habitáculos con cierre anti-osos en donde hay que dejar todo lo que produzca olor, como comida, utensilios de cocinar, cremas y jabones, pues en la tienda no se debe dejar nada que pueda atraer a esos animales. Tampoco se debe cocinar al lado de la tienda sino en unas mesas alrededor de esos habitáculos, también por el mismo motivo.
Pero todos los inconvenientes se superan cuando descubres las increibles vistas que tienes desde cualquier tienda, pues se divisa todo el Alaska Range, incluido el monte Denali. Nosotros tuvimos mucha suerte y estuvo despejado los dos dias que estuvimos allí.
El único problema que tiene es que solo hay dos autobuses para salir de allí y poder visitar otras zonas del parque, y salen a las 6:30 y a las 7:30 de la mañana, horas bastante intempestivas. Si coges otros autobuses más tarde entonces apenas te da tiempo de ver nada y ya tienes que volver.
El ambiente en el camping es excelente, con gente amante de la naturaleza y muchos, muchos fotógrafos. Suele ser gente respetuosa y dispuesta a ayudar en lo que haga falta.
Nuestra intennción era estar 3 noches en ese camping pero un incidente nos obligó a partir antes de lo previsto: alguna oveja negra (que creemos tener localizado) nos hurtó la cacerola y el infiernillo y nos dejó sin posibilidades de preparar la comida. Era un Jetboil Group Cooking System, un sistema muy ligero y eficaz, y le debió de gustar tanto que se lo llevó. Una pareja de fotógrafos nos prestó un infiernillo y una minicacerola para porder, al menos, calentar agua, pero es que solo teníamos un cartucho de gas, pues el otro se lo habían llevado también.
En fin, que como no teníamos posibilidades de cocinar y habíamos tenido unos dias de tiempo excelente, decidimos recoger e irnos al camping de la entrada al parque, a pasar allí la última noche.
Nos fuimos de ese lugar maravilloso con un sentimiento agridulce, pues necesitaremos un infiernillo en el último camping en Cordova, pero al final siempre nos quedarán las impresionantes vistas y algunas fotografías como la que os incluyo hoy.

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